El padre Raymundo Figueroa ofició misa como cada domingo. Ya por la tarde se preparó para salir de la parroquia Santísimo Sacramento. Pasaban de las dos de la tarde.

Vestía un saco negro largo, pantalón oscuro y zapatos negros, bien boleados. Una mujer atendía a la entrada de un pequeño cuarto que asemeja a una sacristía y a la vez una oficina.

- ¿Disculpe se encuentra el padre Raymundo?

- Déjeme ver, se me hace que ya se fue, respondió la mujer que atendía a los parroquianos mientras se celebraba una misa de cuerpo presente.

Preguntó quién lo buscaba. Me identifiqué. La mujer se alejó a la parte posterior, aunque no era visible a dónde iba pues un par de estantes de madera tapaban la visibilidad.

A la entrada de la misma oficina, pegadas a un viejo escritorio, estaban dos mujeres, de unos 40 años, ambas con galón de cinco litros de agua purificada para bendecir, que pusieron en el viejo escritorio.

- ¿Oiga, la de usted es para un enfermo?

- Sí.

- ¿La riega en la casa o para beber?

- La riego en casa, en todas las esquinas. Se me terminó, pero ahorita vengo para que la bendiga el padre. Es para un hermano enfermito que tengo en casa, para que la tome, contó la mujer mientras al fondo salía el padre Raymundo listo para irse de la iglesia.

Al salir una de las mujeres pidió bendecir el agua que llevaba y la destapó. El padre Raymundo la tocó con la yema de dos dedos y la bendijo tan rápido que pronto me extendió la mano para saludarme aún con los dedos mojados.

Le pedí una entrevista sobre la expulsión solicitada por la Arquidiócesis de Tijuana en su contra.

- De ese tema no quiero hablar, ya dije todo lo que tenía que decir. No quiero entrar en una pelea para confrontarme con el Arzobispo, respondió mientras caminaba en dirección al estacionamiento.

Insistí en hablar del tema pero no accedió. Entonces le pregunté: ¿se irá de la iglesia?

No, respondió de inmediato.

¿Ya habló con el Arzobispo Rafael Romo?

Sí, esta semana, pero no me iré, eso es seguro, respondió.

Sobre las acusaciones a su cuñado tampoco quiso hablar y siguió caminando. En sus manos llevaba las llaves de su vehículo, un pick up doble cabina de reciente modelo, azul metálico. Antes de abordarlo me dijo que ya no quería hablar del tema pero insistió: Me voy a quedar.


http://la-ch.com/index.php?option=com_content&view=article&id=3985:qno-me-ire-eso-es-seguroq-padre-raymundo-figueroa&catid=42:general&Itemid=62

0 comentarios:

Publicar un comentario